La progresiva incorporación de Modelado de Información para la Construcción en la infraestructura nacional, un balance de su trayectoria.
Desde hace ya algunos años, los escritorios de planificación y las salas de reunión en el ámbito público argentino vienen debatiendo la conveniencia de modernizar sus procesos. El Modelado de Información para la Construcción (BIM), lejos de ser una novedad de último momento, ha estado en el radar como una herramienta clave para optimizar la gestión de proyectos de infraestructura. Nos encontramos en un punto donde, tras un período de análisis y pruebas, la adopción de estas metodologías en la obra pública ya no es una cuestión de si, sino de cómo y a qué ritmo.
La transición hacia el uso de BIM en la administración pública argentina no ha sido un camino lineal, sino una serie de iniciativas y aprendizajes que se remontan a varios años atrás. Inicialmente, se observó un interés creciente, impulsado por experiencias internacionales y por la necesidad de mejorar la eficiencia en el uso de recursos. Las primeras aproximaciones se dieron a través de proyectos piloto y la conformación de grupos de trabajo multidisciplinarios, que buscaron entender las particularidades de nuestra idiosincrasia constructiva y la capacidad de adaptación de los equipos técnicos estatales. Si bien el sector privado fue un pionero natural en la adopción de estas herramientas, la esfera pública ha avanzado con una cautela comprensible, priorizando la estandarización, la capacitación del personal y la creación de marcos regulatorios que permitan una implementación sólida y equitativa. Hoy, la visión es clara: BIM se perfila como un factor determinante para la transparencia, la reducción de errores y la optimización de los ciclos de vida de las obras, desde su concepción hasta su mantenimiento. El desafío sigue siendo mantener el impulso, unificando criterios entre las distintas jurisdicciones y garantizando que la inversión en tecnología y formación se traduzca en proyectos de infraestructura pública que beneficien directamente a la ciudadanía, en un marco de gestión colaborativa y eficiente que se afianza día a día.