
31/08/2025 l Interiorismo
Estas soluciones, que van desde estanterías abiertas de diseño minimalista hasta paneles deslizantes de alta performance acústica, permiten configurar micro-ambientes dentro de un macro-espacio. La flexibilidad inherente a estos sistemas no solo responde a las cambiantes necesidades funcionales —como la creación de un home office temporal, una sala de reuniones improvisada o la ampliación de un área social—, sino que también ofrece un beneficio económico directo. En ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Rosario, propiedades que incorporan sistemas de división dinámicos reportan un incremento promedio del 7% en su valor de alquiler y un 5% en su valor de venta respecto a configuraciones tradicionales, según relevamientos de portales inmobiliarios líderes del país. El retorno de la inversión se justifica no solo por el valor añadido de la adaptabilidad, sino también por la reducción de costos en futuras remodelaciones, al evitar demoliciones y construcciones invasivas.
La versatilidad de materiales es otro factor decisivo. Desde madera laminada y melamina con acabados variados, hasta perfiles de aluminio con vidrio templado, acrílico o incluso textiles fonoabsorbentes, las opciones permiten una integración armónica con cualquier propuesta de diseño, aportando soluciones no solo visuales sino también funcionales, como la mejora de la acústica o el control de la iluminación. La clave reside en una planificación meticulosa que anticipe las posibles reconfiguraciones espaciales, garantizando que la inversión inicial maximice el ciclo de vida útil del interior. En un mercado donde la eficiencia y la adaptabilidad dictan el ritmo, las estanterías y paneles no son solo elementos decorativos, sino componentes estructurales de una estrategia de diseño inteligente y rentable.