
La introducción de sistemas de aislamiento térmico de alta eficiencia en la envolvente edilicia se ha consolidado como una medida fundamental. Materiales como la lana de roca, el poliestireno expandido de alta densidad o el poliuretano proyectado, con coeficientes de transmitancia térmica reducidos, son ahora estándar en la construcción contemporánea. Estos, complementados con cubiertas reflectivas o, de forma creciente, cubiertas verdes, que según datos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), pueden disminuir la temperatura de la superficie del techo entre 15°C y 20°C respecto a cubiertas convencionales, optimizan significativamente el rendimiento térmico. La vegetación estratégicamente ubicada, particularmente especies caducifolias, ofrece una protección solar invaluable en verano y permite la ganancia solar en invierno.
En el contexto latinoamericano, donde, según la Agencia Internacional de Energía, el sector residencial representa una parte significativa del consumo energético, estimándose que el 60% del consumo durante los meses de diciembre a febrero en viviendas del Cono Sur se atribuye a la climatización, las soluciones híbridas y los sistemas de climatización de bajo consumo energético se posicionan como el futuro. La integración de bombas de calor geotérmicas o aerotérmicas, junto con sistemas de ventilación con recuperación de calor, ofrecen un balance óptimo entre eficiencia y confort. La clave reside en un enfoque holístico que priorice el diseño bioclimático, optimizando las ganancias y pérdidas térmicas a través de la envolvente, y utilizando la tecnología activa como complemento para lograr ambientes habitables y energéticamente eficientes, incluso frente a los veranos más exigentes.