
A menudo confundido con decoradores o diseñadores de interiores, el arquitecto de interiores posee una formación mucho más profunda que abarca principios de arquitectura, ingeniería y diseño. Su rol va mucho más allá de elegir colores y muebles; se enfoca en la optimización del espacio, la funcionalidad, la seguridad y el bienestar de las personas que lo habitan. Desde una perspectiva de infraestructura, estos profesionales son los cerebros detrás de cómo cada elemento interno de un edificio interactúa para crear un ambiente coherente y de alto rendimiento. Esto incluye desde la distribución de paredes no portantes y la integración de sistemas como iluminación, climatización y acústica, hasta la selección de materiales que garanticen durabilidad y eficiencia.
El auge de esta profesión en Argentina no es casual. En la historia reciente, especialmente post-pandemia, hemos visto una revalorización de los espacios domésticos y laborales. La necesidad de adaptar hogares para el teletrabajo, la búsqueda de ambientes que promuevan el bienestar y la productividad, y el crecimiento del sector hotelero y gastronómico demandando experiencias únicas, han impulsado la demanda. Según un relevamiento interno de *Arquitecturar* y cámaras del sector, la demanda de servicios de arquitectura de interiores en grandes centros urbanos como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba y Rosario experimentó un crecimiento sostenido del 20-25% en los últimos tres años, impulsado por esta nueva conciencia sobre la calidad de vida en los espacios. Se estima que un proyecto bien diseñado interiormente puede aumentar el valor de mercado de una propiedad entre un 10% y un 15%, lo que subraya su impacto no solo funcional sino también económico.
En definitiva, el arquitecto de interiores es un pilar fundamental en la construcción y remodelación de nuestros ambientes. Son los artífices de que un espacio no solo sea bello, sino también inteligente, seguro y totalmente adaptado a las necesidades de quienes lo utilizan, contribuyendo directamente a la calidad y longevidad de nuestra infraestructura habitacional y comercial.