
02/09/2025 l Tendencias
El diseño hospitalario, lejos de ser un mero ejercicio estético, configura el andamiaje funcional sobre el cual descansa toda la operación clínica. Un análisis crítico revela que la adecuada delimitación de zonas y la secuenciación lógica de movimientos son esenciales para mitigar riesgos. Los flujos de pacientes, personal, materiales limpios, insumos estériles, y desechos, deben ser tan claros como vasos sanguíneos, evitando cruces que comprometan la bioseguridad. La falta de una planificación exhaustiva en esta materia puede generar cuellos de botella operacionales, aumentar tiempos de espera y, lo más grave, incrementar la probabilidad de incidentes asociados a infecciones intrahospitalarias. La arquitectura debe ser un facilitador silencioso, que guía intuitivamente a usuarios y staff, mientras protege proactivamente al ambiente sanitario.
Es imperativo trascender la visión de la arquitectura como una edificación estática. El desafío reside en concebirla como un organismo dinámico que se adapta y reacciona a las demandas cambiantes de la atención en salud, garantizando la máxima seguridad para pacientes y profesionales. Una perspectiva educativa sobre estos principios es crucial para formadores y tomadores de decisiones, asegurando que las futuras infraestructuras chilenas no solo sean estéticamente atractivas, sino fundamentalmente seguras y eficientes en la salvaguarda de la vida.