Arquitecturar

Viernes, 5 de septiembre 2025
Del Ladrillo al Pixel: La Metamorfosis Constructiva
Activos Tangibles para la Economía del Saber: La Inversión Pública en Fablabs
Diseñar para Fluir: La Arquitectura que Acompaña el Ritmo Vital
Diseño Industrial: La Amenaza Silenciosa en Nuestros Polos Productivos
La Solidez Interior: El Hormigón Redefine el Diseño Doméstico

La Obra Pública Chilena: Un Debate Pendiente sobre la Eficiencia Energética

04/09/2025 l Obra pública

Analizamos el desfase de la infraestructura estatal nacional frente a los modelos internacionales y el imperativo de una agenda energética transformadora.
La Obra Pública Chilena: Un Debate Pendiente sobre la Eficiencia Energética


           

Mientras los paisajes urbanos y rurales del mundo comienzan a reflejar una nueva conciencia en el uso de la energía, impulsada por décadas de crisis climática y volatilidad de precios, las obras públicas en Chile persisten en una trayectoria que merece un escrutinio más profundo. En este 2025, el sector de la construcción y la arquitectura chilena se encuentra en un punto crítico donde la retórica sobre la eficiencia energética no siempre se traduce en una aplicación robusta dentro de los proyectos estatales, generando un costo silencioso pero persistente para las arcas públicas y el medio ambiente.

Históricamente, la planificación de obras públicas, tanto en Chile como en gran parte del globo hasta finales del siglo XX, priorizó la funcionalidad, la durabilidad y el costo inicial. El componente energético era a menudo una variable secundaria, relegada a los costos operativos post-construcción y pocas veces integrada en el diseño conceptual. Sin embargo, la maduración de la conciencia ambiental y la comprensión del ciclo de vida de los proyectos han modificado drásticamente este panorama en las economías más avanzadas. Paradójicamente, en nuestro país, se observa una inercia considerable. Proyectos de gran envergadura, desde hospitales y escuelas hasta centros de justicia y carreteras, continúan licitándose y ejecutándose con especificaciones energéticas que, en muchos casos, apenas cumplen con mínimos normativos actualizados o, peor aún, se quedan cortos respecto a lo que la tecnología actual permite y lo que la urgencia climática exige. La falta de una política integral que exija auditorías energéticas previas y post-construcción, así como la incorporación de modelos de desempeño energético predictivo en la fase de diseño, configuran un panorama que dista de ser óptimo. El enfoque sigue anclado en la inversión inicial, descuidando el costo total de propiedad, donde la energía representa una porción significativa y creciente.

La Obra Pública Chilena: Un Debate Pendiente sobre la Eficiencia Energética


           

La comparación con referentes globales evidencia la magnitud de este desafío. Países como Alemania, por ejemplo, han integrado estándares de ‘Edificios de Energía Casi Nula’ (NZEB) para todas sus nuevas construcciones públicas desde 2021, exigiendo un consumo energético mínimo y una alta proporción de energía renovable in situ. De manera similar, en los países nórdicos, la planificación urbana y de infraestructura pública incorpora soluciones de calefacción y refrigeración distrital, alimentadas por fuentes renovables o calor residual industrial, y sistemas avanzados de gestión inteligente que optimizan el uso de la energía en tiempo real. En Asia, metrópolis como Singapur y Seúl lideran con estrategias de ‘ciudades inteligentes’ que incluyen redes eléctricas resilientes e infraestructura pública que genera su propia energía, desde paneles solares integrados en pavimentos hasta sistemas de aprovechamiento de energía geotérmica en estructuras subterráneas. Estos ejemplos no son meros casos aislados, sino la norma para el desarrollo de infraestructuras que buscan la resiliencia y la descarbonización.

El análisis cualitativo de esta brecha para Chile revela consecuencias multifacéticas. Económicamente, se traduce en una dependencia continuada de combustibles fósiles, una mayor vulnerabilidad a la fluctuación de precios de la energía y una carga financiera evitable para el Estado. Ambientalmente, representa una oportunidad perdida para reducir significativamente la huella de carbono nacional en un sector de alto impacto, contraviniendo los compromisos internacionales de Chile. Socialmente, se manifiesta en espacios públicos que no aprovechan las bondades de un diseño bioclimático, lo que podría mejorar la habitabilidad y el bienestar de los usuarios. La ausencia de criterios energéticos ambiciosos en las bases de licitación, la poca capacitación en nuevas tecnologías por parte de los equipos técnicos y la fragmentación de la toma de decisiones, desde el Ministerio de Obras Públicas hasta los municipios, perpetúan este ciclo. Es imperativo que Chile eleve sus estándares, no solo por cumplir con normativas mínimas, sino por un compromiso real con el futuro de su infraestructura y su ciudadanía, adoptando una visión a largo plazo donde la eficiencia energética sea un pilar innegociable desde la concepción hasta la operación de cada obra pública.

Copyright @ Arquitecturar 2025
Acerca de este sitio