Arquitecturar

Miércoles, 3 de septiembre 2025
Activos Tangibles para la Economía del Saber: La Inversión Pública en Fablabs
Diseñar para Fluir: La Arquitectura que Acompaña el Ritmo Vital
Diseño Industrial: La Amenaza Silenciosa en Nuestros Polos Productivos
La Solidez Interior: El Hormigón Redefine el Diseño Doméstico
La Vía Rápida Urbana: BRT y Preferenciales Bajo el Microscopio de 2025

Las Ramonas–Belaria: un manifiesto de arcos y curvas en una esquina histórica de Pergamino

02/09/2025 l Arquitectura, Informes especiales

Estudio WIT resignifica una construcción de los primeros tiempos de la ciudad y la convierte en un local de indumentaria que integra venta, taller y una galería–patio como telón de marca.

En la intersección de Dr. Leandro N. Alem y Pueyrredón, a metros de la peatonal, una obra con memoria urbana se transforma sin perder su carácter. El edificio –que supo ser bar, restaurante y mueblería– fue reformado integralmente para alojar un nuevo local de indumentaria femenina, manteniendo la fisonomía de la esquina y releyendo su valor simbólico dentro del tejido de Pergamino.

La operación proyectual parte de una idea nítida: innovar a través de formas orgánicas y geometrías depuradas, con el arco como figura escultórica y eje compositivo. Este gesto no solo da identidad, también reorganiza el espacio para potenciar la experiencia de compra.

La planta se articula en dos alas que conforman la ochava y se vinculan mediante una galería cerrada que abraza un patio de invierno. Una oficina en planta alta se abre en doble altura hacia el ala de Alem. Sobre esa base conviven dos programas complementarios: LAS RAMONAS (venta y exhibición) en Pueyrredón y BELARIA (taller y marca propia) en Alem.

El proyecto debía mantener ambos usos independizados. Para ordenar el flujo del cliente, WIT diseña tres “elementos de transición”: una barrera arquitectónica con dos arcadas que marca el límite del recorrido y conecta con BELARIA y con la galería; un arco dual que modela el espacio de vidrieras hacia Pueyrredón; y un arco contenedor que separa sala de exhibición y probadores integrando, en su espesor, nichos para accesorios.

Hacia la calle, la intervención conserva la fisonomía original y actualiza el acabado con un tono neutro cálido; las aberturas, en blanco cálido, suman un matiz de sofisticación.

El ingreso principal se abre sobre Alem con una doble puerta vidriada de gran altura. Apenas adentro, a la izquierda, un mostrador curvo –enmarcado por una luminaria lineal que sigue el cielorraso existente– actúa como pieza de bienvenida y guía el recorrido.

En el centro del salón, una constelación de plataformas –maniquí, mesa central y pastilla de exhibición– organiza la circulación. Un sector de descanso para acompañantes, con sofá y puf de líneas curvas, aporta confort sin interferir en el flujo. La vidriera de la ochava se mantiene sin fondo para atraer miradas al interior.

El arco dual se implanta paralelo al muro sobre Alem y separa un corredor de vidriera; sus apoyos ensanchados enmarcan los paños fijos hacia la calle y, hacia el interior, brindan superficie para colgar prendas. El centro del arco se ilumina y deja ver el ladrillo existente pintado de blanco: un guiño a la memoria del edificio.

El antiguo núcleo de escalera al sótano se reconvierte en estantes curvos para accesorios. Tras el arco contenedor aparece el ámbito de probadores: un espejo de fondo, una pastilla baja que eleva al cliente y un aro de luz suspendido que subraya la escena. El ingreso de servicio sobre Pueyrredón –exclusivo del personal– se protege con un biombo curvo y móvil, recurso que también oculta la puerta del depósito.

La iluminación general combina paneles de madera suspendidos que alojan la batería de artefactos con tiras LED que enfatizan las curvas y jerarquizan arcos y exhibiciones.

BELARIA accede por una doble puerta ubicada en la arcada de la barrera arquitectónica: es un taller amplio con mesas, plotter y percheros; hacia Alem, los paños fijos se visten con arco y cortinas, y el depósito se resuelve con cierre flexible.

La galería cerrada no es un mero pasillo: integra visualmente el local mediante paños de policarbonato y conduce al núcleo de sanitarios. Su damero blanco y negro y el techado translúcido enmarcan las vistas hacia el patio, renovado con piedras blancas, macetas negras y verde. El fondo funciona como set de campaña de BELARIA, con corpóreo negro iluminado por dos focos.

El cuidado por el detalle atraviesa todo el proyecto: una paleta de blancos rotos, beiges y acentos rosados, con toques de negro, construye una estética sobria y audaz. Se reutilizó mobiliario de locales previos y se completó con piezas a medida: maceteros de ingreso Sol y Luna, la luminaria Silvestre sobre el mostrador, alfombras orgánicas Yin y Yang, además de puertas, nichos y arcos en placas de yeso.

Con arcos que ordenan y emocionan, una galería–patio que comunica marca y ciudad, y una conversación respetuosa con la esquina existente, Las Ramonas–Belaria compone un pequeño paisaje interior donde el recorrido del cliente es también un relato.

Proyecto: Estudio WIT (Arq. Georgina Llorens y Arq. Eliana Martinucci) — Local de indumentaria femenina “Las Ramonas” + taller/marca “Belaria”. Ubicación: Pergamino, Buenos Aires.

Instagram: @estudiowit.arq

Copyright @ Arquitecturar 2025
Acerca de este sitio